Cut your Hair.
Llevo veintidós días encerrado en casa. Hace más de diez que no toco un euro; que no piso una acera; que no veo un coche pasar; que no hablo con una persona, aparte de las que viven en esta casa, sin que exista una pantalla por medio. Hace más de diez días que ni siquiera paso al otro lado de la puerta de mi portal. Hace todos esos días (y puede que más) que no compro algo que no sea comida; que no veo un partido de fútbol; que no juego un partido de Pádel; que no entro a un bar para tomarme un vermut; que no voy a comer con alguien para echarnos unas risas.
Pero creo que lo tengo controlado. Debe ser esa sensación de sentirme privilegiado (que lo soy), pero una vez superadas las amenazas sanitarias de los más cercanos (aunque uno nunca está tranquilo), he conseguido desarrollar una rutina que me hace estar activo y que al acostarme no me haga tener la sensación de estar perdiendo el tiempo.
Ahora comemos todos los días pan recién hecho sin necesidad de salir a comprarlo (algo que, dicho sea de paso, me da la vida). Trabajo casi más que cuando tenía que ir todos los días a la oficina. Todas las mañanas hago una tabla de ejercicios que cada vez me exige más y que es algo que no había hecho nunca antes. Cómo será la cosa, que no sé si será por eso (o por el hecho de comer mejor y más sano), pero hasta he adelgazado. Todas las mañanas escribo esta bitácora (aunque reconozco que no sé lo que aguantaré) y también me obligo a tocar la guitarra todas las tardes. Estoy leyendo un libro en inglés que en otras circunstancias nunca hubiese empezado. He jugado o toda clase de juegos telemáticos; a las películas, al trivial, a hacer el mono… He recibido clases a través de una webcam. He metido la cabeza en un plato de harina (y no descarto que lo vuelva a tener que hacer). He hablado con amigos que hacía siglos que no hablaba. En busca de algo que me hiciese reír antes de acostarme he recuperado mis DVDs de Frasier y de Cheers. Me he tomado el vermut con otra gente de forma cibernética. Gracias a la Play Station soy el manager deportivo del Atlético de Madrid (acabo de fichar otro lateral izquierdo) y juego de jardinero central en los Red Sox de Boston (acabamos de comenzar la temporada). Friego, limpio y barro. Me cambio todos los días de ropa y huelo francamente bien. Abrumado por mi vecino de enfrente, de vez en cuando hasta me pongo una camisa para parecer elegante de cintura para arriba. Escucho música por encima de mis posibilidades y he desempolvado alguna de esas novelas apócrifas que tengo escritas para ver si les puedo meter mano y arreglarlas un poco. Llegó agotado a la noche (cosa que no entiendo) y la mitad de los días me acuesto con la sensación de que me ha faltado tiempo para hacer todo lo que quería hacer.
Eso sí, hay algo que no puedo controlar y que me está comenzando preocupar. Algo que me temo que va a ir a peor según pasen los días. Me acuerdo de ello cada vez que paso por delante de un espejo. Necesito cortarme pelo.
Cut your Hair – Pavement (1994)
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